Los líquidos de frenos son fundamentales para que el coche frene adecuadamente. Descubre los tipos que hay, cómo elegir el adecuado y cuándo se deben cambiar.
El líquido de frenos es esencial para que el coche frene bien. Sin él, pisar el pedal no serviría de nada y el riesgo de accidente aumenta. Aunque no lo veas todos los días, mantenerlo en buen estado es clave para tu seguridad.
El líquido de frenos es un fluido que transmite la presión desde el pedal hasta las pastillas de freno. Cuando pisas el pedal, el líquido hace que las ruedas reaccionen y el coche se detenga. También tiene que soportar mucho calor y no absorber demasiada humedad, porque eso afectaría su funcionamiento.
Si el líquido está viejo o sucio, los frenos no responden igual, el pedal puede sentirse blando y el riesgo de accidente aumenta. Por eso es importante revisarlo y cambiarlo cuando sea necesario.
Lo normal es cambiarlo cada 1 o 2 años, pero depende del uso del coche y del tipo de líquido. Algunas señales de que es momento de cambiarlo son:
Cambiarlo a tiempo evita problemas en el sistema de frenos y protege piezas como bombas y cilindros, que podrían dañarse si el líquido pierde calidad.
Los tipos de líquido de freno, son:
Cada tipo tiene ventajas y desventajas, y elegir el correcto depende del coche y de cómo se conduzca.
Elegir el líquido correcto no tiene que ser complicado. Solo hay que considerar varios puntos importantes para asegurar que los frenos funcionen siempre de manera óptima.
El primer paso es mirar las especificaciones que indica el fabricante. Ahí se señala qué tipo de líquido usar. Seguir estas indicaciones garantiza que el sistema funcione correctamente y evita problemas de compatibilidad. Usar un líquido distinto al recomendado puede generar daños en las bombas de freno, cilindros y mangueras, además de reducir la eficacia de frenado.
No todos los coches necesitan el mismo tipo de líquido. Si conduces principalmente en ciudad y de manera tranquila, un DOT 3 suele ser suficiente. Si recorres autopistas, conduces por montaña o haces frenadas fuertes con frecuencia, el DOT 4 o DOT 5.1 ofrecen mayor resistencia al calor y mejor respuesta. Esto asegura que incluso en frenadas prolongadas el pedal no se sienta “blando” y que los frenos mantengan su eficacia.
El líquido nuevo es transparente o ligeramente amarillo. Con el tiempo, puede oscurecerse y perder propiedades. Si se ve turbio, con burbujas o muy oscuro, es momento de cambiarlo. Mantenerlo limpio no solo mejora la seguridad, sino que también protege las piezas internas del sistema de frenos y prolonga su vida útil. Además, un líquido en buen estado reduce el riesgo de corrosión dentro del sistema hidráulico.
Cada tipo de líquido tiene características distintas. Mezclar, por ejemplo, DOT 3 con DOT 5, puede causar problemas graves en los frenos. Esto puede provocar desde fugas hasta fallo completo del sistema, aumentando el riesgo de accidente. Lo más seguro es vaciar el sistema antiguo antes de cambiar a otro tipo de líquido y asegurarse de que sea compatible con el coche.
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